Ciborg Laboral

En este mundo en donde las exigencias se vuelven cada vez mas grandes, las habilidades menos humanos son las mas buscadas.

Carlos Hurtado

2/14/20239 min read

CIBORG LABORAL

Una breve visión de futuros trabajadores

Para el ser humano, el trabajo simboliza mucho más de lo que pensamos; es uno de los medios a través de los cuales dignificamos nuestra existencia, formando parte de nuestra esencia como individuos, justificando así un valor a través de una utilidad o actividad que beneficia a la sociedad y contribuye a la construcción de nuestra comunidad. Por lo tanto, los trabajos contemporáneos deben ser considerados no como una simple mercancía o resultado de mercado, sino como un camino mediante el cual los individuos pueden alcanzar una satisfacción personal, además de satisfacer sus necesidades materiales.

Sin embargo, aunque el trabajo dignificante ha representado por milenios una parte esencial del engranaje social, muchas veces es visto como una cadena que nos ata para satisfacer necesidades "básicas" y realizar actividades que aportan poco o nada al desarrollo personal, así como al cumplimiento de objetivos o, peor aún, que no aportan dignidad. Así, en muchas ocasiones, los empleos se convierten en cimientos de problemas sociales, exacerbando la mala calidad de los trabajos y el impacto que estos tienen en la integridad de cada trabajador.

La problemática global de las condiciones laborales ha cobrado relevancia, pues por primera vez se ha hecho evidente que quienes realizan estos trabajos son seres humanos, sujetos a los "límites de la humanidad".

Por ello, la tendencia que forma parte de la idea del capacismo como medida para evaluar la utilidad de un individuo dentro de la sociedad socava la noción original, generando empleos cada vez más exigentes en términos físicos y mentales, alejándose de la verdadera humanidad.

Gran parte de este problema está ligada al constante, imparable y abrumador cambio de necesidades, no de la sociedad, sino de los propios mercados, que marcan el rumbo de las "nuevas necesidades", y como consecuencia, los trabajos que se requieren para sostener estos modelos económicos. El objetivo no es satisfacer a las personas, sino al sistema mismo, como lo afirma Zygmunt Bauman en su teoría sobre el mundo del consumo; él sostiene que el consumo no busca satisfacer a nadie, sino que su fin es el consumo en sí, donde mientras se continúe consumiendo, esto se cumple, sin importar si la persona siente satisfacción.

Es crucial que cualquier campo de estudio analice el contexto actual de nuestra sociedad, ya que este establecerá las necesidades, cambios y ajustes necesarios para garantizar, en cierta medida, una visión de futuro. Hoy en día, los empleos han comenzado a ser deshumanizados, dando paso a un “transhumanismo” donde el ser humano debe ser optimizado, modificado o aumentado en sus capacidades base mediante la implementación de tecnologías y avances científicos, convirtiendo en un deber moral la mejora de las capacidades físicas y cognitivas del individuo, lo que nos lleva a la era de los "ciborgs laborales".

Definir lo que significa ser un ciborg actualmente es crucial; debemos dejar de lado la idea de que un ciborg se limita a personajes como Robocop y entender que la definición incluye ejemplos más comunes de lo que imaginamos.

Si comprendemos que un ciborg es una unión de materia orgánica con tecnología mecánica o informática, con el fin de mejorar lo orgánico, encontramos más fácil ejemplos, como el simple uso de un celular que amplía nuestra capacidad de comunicación o la utilización de lentes de aumento que compensan deficiencias genéticas o enfermedades degenerativas que han disminuido la capacidad visual natural con el tiempo.

Estos avances tecnológicos han transformado muchas áreas del día a día, como la comunicación, moda de compra, entretenimiento, medicina, y más, por lo que sería absurdo pensar que los trabajos no se verían alterados por esos avances, haciéndolos más eficientes, facilitando tareas y creando nuevas fuentes de empleo. Esta nueva fuerza laboral "aumentada" posee mejores capacidades, pero enfrenta mayores exigencias y retos.

El vínculo entre esta fuerza laboral y las herramientas que emplea es fundamental, ya que su eficacia depende de qué tan bien las utiliza. En principio, esto puede parecer un indicador de "progreso", pero la complejidad subyacente es que al igual que las herramientas actuales, diseñadas con obsolescencia programada, los humanos enfrentarían una obsolescencia obligada. Sin importar su condición física o mental, serán estas herramientas, que incrementan las capacidades, las que alienarán a las personas debido a la complejidad de su uso, sumado al deterioro natural que experimenta cualquier ser humano a lo largo del tiempo.

Estos avances han planteado un nuevo dilema sobre la capacidad humana, la cual ha dejado de ser suficiente, generando una hipótesis que postula que los individuos nacen con un "paquete inicial" de habilidades, capacidades y condiciones intrínsecas, como caminar, hablar, respirar, razonar, etc. Si bien podemos especializarnos en algunas de estas habilidades o desarrollar nuevas, siempre habrá un límite que corresponde a la naturaleza humana. Lo que en sus inicios fue un inconveniente menor, hoy se ha transformado en un gran problema, ya que las industrias y las demandas de la sociedad contemporánea requieren niveles de habilidad que superan las capacidades humanas, llevando a situaciones de exigencia laboral extrema que resultaron no ser rentables, por lo que se empezó a explorar la idea de sustituir a seres humanos con procesos automatizados.

Este “límite humano”, que bruscamente podría ejemplificarse con nuestra imposibilidad de volar, o más específicamente, la incapacidad de almacenar información de forma fiel a lo largo de nuestra vida, ya que aunque algunas personas poseen gran memoria, dicha información no se conserva de manera exacta durante largos periodos. Con el tiempo, se van perdiendo detalles, generando recuerdos que son modificaciones de la realidad.

Este fenómeno no plantea problemas para un disco duro sólido que puede almacenar datos en muchas formas y recordarlos de manera exacta sin que el tiempo impacte su información, limitándose únicamente a su vida útil y a su correcta funcionalidad.

Es por eso que frente a esta competencia implacable y a los constantes cambios, surge el concepto de "ciborg laboral", una fuerza de trabajo que, a través del dominio de las nuevas tecnologías, puede soportar la presión de las nuevas exigencias laborales y sociales, aunque a un alto costo en las condiciones de trabajo. Estas herramientas y avances tecnológicos, al ser tan rápidos y cambiantes, recuerdan la premisa de los replicantes en "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", de Philip K. Dick, que son "más humanos que los propios humanos".

Queda claro que el "paquete inicial" que trae un ser humano al nacer ya no es suficiente, ya que los empleos actuales requieren el uso de tecnologías para poder ser desempeñados, haciendo que las capacidades físicas y cognitivas básicas de los humanos resulten insuficientes para el cumplimiento de estas funciones laborales.

Hemos llegado a un punto donde se han creado empleos que demandan habilidades o características que residen en herramientas externas; aunque estas son operadas por nosotros, retornan a esos trabajos imposibles de llevar a cabo sin ellas. Por lo tanto, la exigencia ahora se relaciona más con la herramienta que con el propio trabajador, creando un vínculo inseparable entre el hombre y la máquina, resultando en una nueva categoría de trabajadores: los "ciborgs laborales".

Los ciborgs laborales utilizan estas tecnologías para llevar a cabo múltiples tareas simultáneamente, procesando grandes volúmenes de datos sin dificultad, y estableciendo procesos automatizados que aumentan la producción. Este nuevo enfoque incluye un espectro de habilidades y capacidades que están limitadas únicamente por el avance tecnológico o la obsolescencia de ese trabajador que ya no pueda dominar las nuevas tecnologías.

Estos ciborgs son más eficaces que trabajadores "normales" y pueden cumplir múltiples tareas de manera más eficiente, ya que, mediante estas herramientas, no solo perfeccionan sus procesos y resultados, sino que acceden a una cantidad cercana al concepto de infinito gracias a Internet como recurso de búsqueda.

Para las industrias y mercados, esto representa un avance en su capacidad de producción para satisfacer las necesidades de la sociedad actual, permitiendo no solo producir mejor, sino también crear mejores herramientas mediante estas mismas tecnologías.

Todo gracias a las tecnologías y los ciborgs que las han adoptado, hemos visto a la humanidad trascender hacia nuevas realidades, como el metaverso y sistemas de realidad aumentada que ofrecen experiencias que superan la metafísica clásica, alterando las reglas de la realidad en la que vivimos, abriendo oportunidades que anteriormente solo podían ser imaginadas en la ciencia ficción.

Por estas razones y los cambios en los límites de la realidad, el trabajo ha evolucionado a tal punto que se necesita de "ciborgs", convirtiendo a los seres humanos "estándar" en algo inútil para esos empleos, reflejando una vez más la obsolescencia obligada de la tecnología sobre la humanidad.

Clara está la idea de que los ciborgs laborales constituyen el siguiente escalón en la evolución del trabajo global, abriendo puertas a caminos que nunca habíamos contemplado. No obstante, cada avance y progreso trae consigo una serie de nuevos retos que son proporcionales a los beneficios que se obtienen.

Estamos frente a una etapa en la que el ser humano deja de ser "suficiente" para realizar las tareas requeridas, generando una fuerte tendencia hacia el "cheaper, faster, better" (más barato, más rápido y mejor), llevando a los ciborgs laborales a adoptar comportamientos más cercanos a los de las máquinas que a los de los humanos, estableciendo exigencias que superan los "límites humanos" como "resistencia al estrés", "trabajo bajo presión", "disponibilidad 24/7", entre otros.

Esto ha dado lugar a problemas sociales y de salud que los seres humanos deben enfrentar, en la que ha surgido la defensa de los derechos a la salud mental, la cual se ha deteriorado drásticamente en la última década, manifestándose en cuestiones complejas como la depresión colectiva y los suicidios laborales, conocidos como Karoshi (過労死), término japonés que significa "muerte por exceso de trabajo". Este problema fue identificado en Japón y se ha convertido en uno de los más difíciles de resolver, a pesar de que Japón es uno de los países más avanzados en tecnología y su implementación social.

Estas nuevas condiciones han hecho más palpables futuros en los que el transhumanismo puede convertirse en un medio a través del cual los seres humanos renuncien a su humanidad con la justificación de mejorar sus habilidades, priorizando lo inorgánico sobre lo orgánico, llevándonos potencialmente a un proceso de extinción de lo humano tal como lo conocemos.

Estas afirmaciones pueden parecer alarmantes o futuristas, pero no lo son; pues actualmente muchos de los aspectos mencionados están ocurriendo, y conforme a las tendencias de la última década en desarrollo tecnológico y su implementación social, un modelo comercial voraz pone en tela de juicio la plausibilidad de estas ideas.

Así, los ciborgs laborales enfrentan desafíos significativos que ya están siendo analizados y para los cuales se están diseñando soluciones, sobre todo en aspectos éticos, que resultan ser uno de los problemas más complejos y necesarios de abordar. La evolución de las tecnologías, desafortunadamente, no avanza al unísono con la ética, lo que deja abierta la discusión sobre el “deber ser” en este nuevo contexto.

Hoy en día, ya existen tecnologías que nos hacen más fuertes, más rápidos, con mayor enfoque y capacidad cognitiva, a través del desarrollo de diversas medicinas en el ámbito de la salud, y al mismo tiempo, conseguimos estar en varios lugares simultáneamente, tejiendo vastas redes de comunicación sin que las barreras geográficas o idiomáticas sean un obstáculo. Podemos realizar múltiples tareas al mismo tiempo, lo que resulta atractivo para las empresas, pero ¿en qué momento se vuelve suficiente y se necesita replantear el papel del ser humano en el ámbito laboral? Aunque queramos comparar nuestras capacidades cognitivas con las de un ordenador, es evidente que no son comparables, y la simulación nunca será igual a la realidad, llevándonos a la cuestión ética a fin de contrarrestar el crecimiento desmedido y las exigencias inhumanas en el mercado actual.

Es esencial establecer un estándar ético y moral sobre cómo se implementarán y exigirán estas tecnologías a los humanos en sus trabajos, ya que actualmente, el estatus de "ciborg laboral" todavía es rudimentario, pero no por ello menos inquietante. Esto inhibe el desarrollo de tecnologías que eliminen el cansancio humano o que supriman las capacidades críticas.

Por todo esto, al enfrentar la era de los “ciborgs laborales”, es fundamental recordar los límites humanos que, aunque puedan ser expandidos o mejorados, deben permanecer intactos, pues al final, continuamos siendo seres humanos, con nuestra humanidad como el elemento más fascinante que poseemos.

Estos límites están siendo vigentes en diversas organizaciones internacionales como la OIT y países a nivel local, ya que es esencial contar con leyes, regulaciones y límites claros para el desarrollo y demanda de los “ciborgs laborales”. Es vital que, aunque seamos humanos capacitados para trabajar, se detenga el desarrollo desenfrenado de la cultura de "cheaper, faster, better" y se comiencen a plantear nuevos derechos que respondan al contexto actual, junto con la creación de nuevas normativas que vayan de la mano, limitando aspectos como el uso excesivo de las tecnologías de comunicación, protegiendo el desarrollo del bienestar personal, el derecho a la desconexión, la privacidad y el control sobre nuestros cuerpos, entre otros.

Esta nueva era es prometedora, ya que resulta atractiva la idea de un mundo "sin límites" gracias al "progreso" y a los "ciborgs laborales", quienes se han convertido en el núcleo de la nueva fuerza laboral de la sociedad. Sin embargo, si no visibilizamos el gran problema de esta era, como lo son los procesos de deshumanización por motivos económicos, podríamos estar sentando las bases para una nueva forma de esclavitud, liderada por los avances tecnológicos en el trabajo y las expectativas que se imponen en nuestros labores.